martes, 27 de mayo de 2008

Parábola del amigo que viene a la medianoche (Lucas 11:5-8)

La parábola anterior me dejó pensando en que Cristo y su Evangelio nos dan muchas coordenadas para saber cómo orar. Este ejemplo es muy gráfico de lo que decíamos en el relato anterior. Este amigo viene a pedir pan en la noche y el dueño de la casa se lo niega porque está acostado. Cristo agrega: "Yo les digo que, si el de afuera sigue golpeando, por fin se levantará a dárselos. Si no lo hace por ser amigo suyo, lo hará para que no siga molestando…" (8). Muy ilustrativo este pequeño trozo de sabiduría.

Hay muchos ejemplos en el Evangelio que nos hablan de esta manera de pedir. El primero del que me acuerdo es el del ciego del camino (Mateo 20:29). Este ciego no andaba solo, andaba con otro, y cuando oyó pasar a Jesús, gritó a voz en cuello: "Jesús, hijo de David, ten compasión de nosotros." La gente, al oírlo gritar de esa manera, lo mandó a callar. Él no tuvo miedo, volvió a gritar con más veras. Y así el Maestro lo oyó y lo mandó a venir. Acto seguido le concedió su deseo de ver.

Otro caso parecido a éste es el de la cananea (Mateo 15:21). Esta mujer le dice a Jesús que cure a su hija, y el Maestro le contesta que no ha venido para los paganos, sino para las ovejas perdidas del reino de Israel, y que no está bien echarles el pan de los hijos a los perros. La mujer tampoco tiene miedo, y le dice: "Si, pero hasta los perros comen de las migajas que caen de la mesa de los amos." Y al ver su fe y su persistencia, Cristo le hace el milagro.

Asimismo los leprosos del camino logran que Cristo los cure llamándolo desde lejos porque ellos no podían entrar en la ciudad (Lucas 17:11). Estos tres ejemplos bastarían para ver que la máxima de Cristo de "pidan y se les dará" tiene sus pequeñas estrategias. No basta con pedir, hay que pedir con fe, hay que pedir como si ya nos hubieran dado las cosas: "Por eso les digo: todo lo que pidan en la oración, crean que ya lo han recibido y lo tendrán" (Marcos 11:24).

¿Por qué siempre nos obstinamos en pensar que Dios no nos quiere dar las cosas? Jesús es misericordioso, y todo aquello que le pidamos para beneficio de nuestras almas nos lo concederá. No sólo eso, sino todo aquello material que nos ayude en la consecución de la salvación. Pidámosle todos los días por nosotros, por nuestros familiares, por nuestros amigos, por la gente que va a morir, por las ánimas del Purgatorio, por los enfermos, por los misioneros. El apostolado de la oración es bendecido por Dios al 1,000,000 por ciento.

Hoy pidamos también por la paz del mundo, para que acaben para siempre las guerras, y para que todo el mundo tenga algo que comer. Así sea.

2 comentarios:

Adriana dijo...

Así sea, bendito seas por siempre Señor Jesucristo que no faltas nunca a tus promesas, aunque a veces no nos demos cuenta de cómo nos concedes las cosas.

Profesor dijo...

Gracias, Adriana, por tu comentario. Dios te conceda todas las gracias que buscas.